No importa en que tierra hayas nacido o bajo que ideología este formada tu mente, al fin y al cabo todos somos seres humanos, con familias, sentimientos o ideales. Esa es una de las reflexiones que transmite el muy buen film "Cartas de Iwo Jima" ("Iwo Jima Letters"), que tiene como argumento la heroica defensa de la isla japonesa (en notoria inferioridad numérica) pretendida por las fuerzas norteamericanas en la Segunda Guerra Mundial.
La perspectiva es totalmente desde el lado japonés, teniendo como protagonista principal al General Kuribashi, que a diferencia de muchos oficiales japoneses demuestra mucha más flexibilidad y piedad en el trato para con sus soldados, designado para dirigir la defensa de esta isla (que desde el primer momento demuestra su inhospitalidad, es importante tan sólo por su estrátegica ubicación en el mapa).
La película nos muestra con mucha sensibilidad el sufrimiento y los traumas individuales de varios de los soldados japoneses que ven acercarse el final de sus vidas, al enfrentar encarnecidas batallas contra los norteamericanos que los superan en número, moral y preparación. Saigo es el ejemplo más importante de la película, un joven y humilde panadero, que dejó a su esposa con un negocio quebrado por la guerra y un bebe recién nacido. La convicción de defender al imperio con honor es sólo una vana ilusión para él, que tan sólo espera el milagro de sobrevivir y volver a ver a su esposa y su pequeño hijo.
El film intercala escenas dramáticas de sus personajes (an algunos casos utilizando flashbacks) con el enfoque bélico correspondiente y poco a poco se observa como el ejército americano va ganando posiciones y territorio de la isla hasta lograr la victoria final.
Hay dos momentos que sobresalen y que refuerzan los conceptos que desea transmitir la película, el primero cuando capturan a un joven soldado norteamerico herido de muerte, el oficial a cargo del pelotón japones que lo captura es un carismático ex-medallista olímpico y en lugar de torturarlo, le ofrece calmar su dolor y una amable conversación para ganar su confianza. Finalmente el joven muere y en sus manos encuentran una carta de su madre que el oficial lee en voz alta para que todos escuchen, provocando que algún joven soldado japonés se de cuenta que todo lo macabro que le han enseñado sobre su enemigo no es cierto, mas bien se da cuenta que es un joven como él y que ha sufrido lo mismo por culpa de la guerra.
El segundo, cuando las fuerzas norteamericanas ya han tomado prácticamente toda la isla, los pocos japones que quedan se refugian en la cueva más lejana, conociendo su destino, esperando su hora final. De pronto le avisan al oficial que tiene un mensaje en la radio, y resulta ser un homenaje de niños desde Tokio, que le dedican una canción a los héroes que defienden la isla de Iwo Jima. Los sentimientos que fluyen por cada personaje se muestran en sus rostros que se recorren mientras suena la canción y el momento final se avecina.
En general muy buena película, recomendable para todos e imperdible para los que disfrutan del género histórico/bélico y los dramas. El dueto que dirige/produce no necesita mayor presentación: Clint Eastwood - Steven Spielberg.
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